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Cuaderno virtual de 1ro ESB y 8vo y 9no EGB de la escuela 79 de Colán Conhué.
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Martin Urdemales era un hombre de campo que un día tras haber recibido su sueldo mensual decide, al día siguiente, irse para Colan Conhué a gastar lo que había ganado y merecía por todo su sufrimiento que le provocaba el trabajo y que poco le gustaba.
Allí estuvo una semana de fiesta.
Después, cuando se iba le quedaban seis monedas de un peso y se preguntó "¿Qué puedo comprar con estas monedas?". Entonces fue a preguntarle a Don Manuel quién vendía caballos éste le respondió que Cachasu. Fue Martin a la casa de Cachasu y le dijo si le vendía un caballo. El vendedor de equinos le dijo que si. Martin le explico que no tenía plata y le preguntó que si no tenía trabajo.
El vendedor le dijo que tenía chivas para cuidar, ante lo que Martin acepto; hecho el arreglo se fue con el patrón para el campo. Cuando el patrón se fue, Martin soltó las chivas y se fue para lo de su vecino a quien se las vendió. Se fue para el campo que cuidaba, pero antes pasó a agarrar martinetas, les cortó las alas y metió las martinetas en el corral. Se fue a agarrar el caballo más rápido que tenia el patrón y partió para el pueblo a avisarle. Cuando llegó -haciéndose el asustado- le dijo que no quería trabajar más:
-Porque una mañana yo taba matiando y salí a buscar a las chivas y las encerré, .de hay me jui a seguir matiando, despué jui a ordeñarlas y… baiga susto me pegué pachón Yo mejor me voy, su campo tá embrujao. Vaiga que me convierta a mí taén.
Y se fue para Comodoro buscando otro tonto para embromar.
El patrón fue a ver a las chivas y descubrió la mentira. Se fue a buscarlo pero Martin ya no estaba, ya se había ido, Nadie más supo de él en el pago.
Taller: Jugando con la literatura - 2008
Escuela Nº 79 c/i de Colan Conhué
Chubut - Patagoña - Argentina
Una tarde un sapo dijo: - Esta noche voy a soñar que soy árbol. Y dando saltos, llegó a la puerta de su cueva. Era feliz; iba a ser árbol esa noche. Todavía andaba el sol girando en la vereda del molino. Estuvo largo rato mirando el cielo. Después bajó a la cueva, cerró los ojos y se quedó dormido. Esa noche el sapo soñó que era árbol. A la mañana siguiente contó su sueño. Mas de cien sapos lo escucharon: - Anoche fui árbol - dijo -, un álamo. Estaba cerca de unos paraísos. Tenía nidos. Tenía raíces hondas y muchos brazos como alas, pero no podía volar. Era un tronco delgado y alto que subía. Creí que caminaba, pero era el otoño llevándome las hojas. Creí que lloraba, pero era la lluvia. Siempre estaba en el mismo sitio, subiendo, con las raíces sedientas y profundas. No me gustó ser árbol. El sapo se fue, llegó a la huerta y se quedó descansando debajo de una hoja de acelga. Esa tarde el sapo dijo: - Esta noche voy a soñar que soy río. Al día siguiente contó su sueño. Más de doscientos sapos formaron rueda para oírlo. - Fui río anoche - dijo-. A ambos lados, lejos tenía las riberas. No podía escucharme. Iba llevando barcos. Los llevaba y los traía. Eran siempre los mismos pañuelos en el puerto. la misma prisa por partir, la misma prisa por llegar. Descubrí que los barcos llevan a los que se quedan. Descubrí también que el río es agua que está quieta, es la espuma que anda; y que el río siempre está callado, es un largo silencio que busca orillas, la tierra, para descansar. Su música cabe en las manos de un niño; sube y baja por las espirales de un caracol. Fue una lástima. No vi una sola sirena; siempre vi peces, nada más que peces. No me gustó ser río. Y el sapo se fue, volvió a la huerta y descansó entre cuatro palitos que señalaban los límites del perejil. Esa tarde el sapo dijo: - Esta noche voy a soñar que soy caballo. Y al día siguiente contó su sueño. Más de trescientos sapos lo escucharon. Algunos vinieron de muy lejos para oírlo. - Fui caballo anoche - dijo-. Un hermoso caballo. Tenía riendas. Iba llevando un hombre que huía. Iba por un camino largo. Crucé un puente, un pantano; toda la pampa bajo el látigo. Oía latir el corazón del hombre que me castigaba. Bebí en un arroyo. Vi mis ojos de caballo en el agua. Me ataron a un poste. Después vi una estrella grande en el cielo; después el sol; después un pájaro se posó sobre mi lomo. No me gustó ser caballo. Otra noche soñó que era viento. Y al día siguiente dijo: - No me gustó ser viento. Soñó que era luciérnaga, y dijo al día siguiente: - No me gustó ser luciérnaga. Después soñó que era nube, y dijo: - No me gustó ser nube. Una mañana los sapos lo vieron muy feliz a la orilla del agua. -¿Por qué estás tan contento? - le preguntron. Y el sapo respondió. - Anoche tuve un sueño maravilloso. Soñé que era sapo. |